Preguntas y respuestas con Ray Oldenburg
360º habla con el sociólogo que acuñó el término “tercer espacio”.
La idea de un espacio público y social fuera del hogar y del trabajo se conoce desde hace siglos, pero no se había denominado como “tercer espacio” hasta que Ray Oldenburg exploró a fondo este fenómeno en su libro “The Great Good Place”, publicado en 1989. Y desde entonces no ha dejado de utilizarse.
El concepto de un tercer espacio se menciona con frecuencia en las discusiones profesionales sobre temas que van desde las relaciones sociales y la comunidad hasta la importancia del espacio. El libro no ha dejado de publicarse en ningún momento. En una ocasión Starbucks llegó a solicitar a Oldenburg que promocionase sus cafeterías. (Pero él rechazó la oferta).
Los terceros espacios, independientes de los primeros y segundos espacios (el hogar y el trabajo, respectivamente), han vuelto a ser centro de atención en los últimos años debido a que las empresas están descubriendo el valor de este tipo de espacios en la oficina: cafeterías y espacios casuales donde los empleados pueden tomarse un café, un té o hasta una cerveza, y relacionarse con sus compañeros de trabajo en un entorno informal y relajado.
Oldenburg, profesor emérito de sociología de la Universidad de West Florida, en Pensacola, afirma que su libro, que tardó ocho años en escribir, está inspirado en una mudanza que realizó a una urbanización en Florida.
¿En qué sentido le inspiró la mudanza a Pensacola a la hora de escribir “The Great Good Place”?
Nuestra primera casa se encontraba en un vecin- dario con mucha gente joven y nos reuníamos frecuentemente. No dejamos que se convirtiese en ese tipo de vecindario privado y exclusivo tan habitual ahora en las urbanizaciones. Nuestro segundo y actual hogar se encuentra en una urbanización con un nivel de privacidad difícil de creer. Pensé: “¿Para qué hay aceras? Si nadie las usa nunca”.
El alcalde de Charleston solía decir que los estadounidenses no saben construir ciudades. En una ciudad bien diseñada, los servicios básicos tienen que estar cerca de las viviendas y, sin embargo, hace ya mucho tiempo que esto no se tiene en cuenta. Ahora tenemos que utilizar el coche para todo.
¿Y qué fue lo que hizo?
Nosotros teníamos un garaje en el que cabían dos coches, así que decidí convertirlo en un bar y crear así mi propio tercer espacio. Encontré de pura suerte un armario de caoba auténtica y lo llené de bebidas alcohólicas. Tenemos una nevera llena de cervezas, una pequeña nevera para vino y alguna que otra cosa. Yo no suelo beber, pero me gusta pensar que soy un buen anfitrión. Tenemos un horario habitual los miércoles y los domingos. Viene gente de todo tipo, como el personal de la biblioteca de la universidad, un cuñado mío o un médico jubilado, entre otros muchos.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido sobre los terceros espacios en los últimos 25 años?
La mayor sorpresa es que el mundo de los negocios los haya adoptado. Las corporaciones solían creer que mientras más tiempo estuviese el empleado en su mesa, más productivo sería. Esa creencia ha sido derribada por completo. Los directores se dieron cuenta de que si dejaban que las personas trabajasen donde y cuando quisiesen, aumentaba su productividad. El mercado es muy competitivo y es importante ser el primero en innovar. La innovación es algo que se genera a mayor velocidad cuando las personas se sientan en un mismo sitio para charlar. Y creo que este concepto va a estar presente en los negocios y en la industria durante mucho tiempo.
“Los directores se dieron cuenta de que si dejaban que las personas trabajasen donde y cuando quisiesen, aumentaba su productividad.”
¿Cuáles son los terceros espacios más importantes que existen hoy en día?
Las bibliotecas, las iglesias, y las cafeterías, que son lugares a los que todos pueden acceder. Siempre que viajaba me salía de la autopista 20 o 30 minutos antes de donde tenía previsto parar, porque eso me permitía adentrarme en un lugar donde las cosas eran reales y locales. A veces te arrepentías de haber comido en tal o cual lugar, pero te alegrabas de poder haber parado allí.
¿Son las redes sociales un tipo nuevo de tercer espacio?
Los terceros espacios son un fenómeno de interacción presencial, no virtual. La idea de que la comunicación electrónica permite disfrutar de un tercer espacio virtual da lugar a confusión. “Virtual” significa que una cosa es como otra en esencia y efecto, y en este caso en concreto, no es cierto. Cuando uno va a un tercer espacio, básicamente se abre a quienquiera que esté allí. Y puede que esas personas sean diferentes a uno mismo. Si uno no conoce a sus vecinos, no confía en ellos. Y si uno no confía en alguien, actuará en consecuencia. Bajo esa premisa, uno no se comporta de manera amable con la gente que no conoce. Si uno pasa tiempo con un grupo de personas, no podrá odiarlas, es así de simple.
¿Cree que los negocios deberían procurar disponer de más terceros espacios?
Creo que disponer de terceros espacios ayuda a retener a los trabajadores con más talento. Es importante proporcionar a este tipo de trabajadores lo que les permite ser felices. Y creo que permitir que las personas tengan esa oportunidad, podría suponer una gran diferencia para la compañía. Es un paso que permite aumentar la diversidad y la interacción en un mundo ya de por sí diverso. Y por diversidad, me refiero a muchas cosas: raza, religión, identidad étnica, región de procedencia del país, diferencias socioeconómicas, etc. En resumen, todas esas cosas que hacen que las personas sean distintas entre sí y que se resulten mutuamente interesantes.
¿Qué beneficios ofrecen los terceros espacios cuando están ubicados en los propios espacios de trabajo?
¿Hace el café que la gente interactúe? ¡Ya lo creo! Aún así, las personas necesitan darse una escapadita alguna vez. En el trabajo se pueden mantener muchas amistades y buenas relaciones, pero no creo que uno deba conformarse con eso. Los terceros espacios públicos son utilizados por personas diferentes, que es mejor para el desarrollo del individuo. Estos espacios permiten disfrutar de la diversidad de manera mucho más cómoda. Los seres humanos son animales sociales y las personas felices se encuentran entre otras personas felices. Si uno dispone de un tercer espacio, tiene más amigos. Mientras más amigos tenga uno, más tiempo vivirá. Las compañías deberían fomentar la creación de terceros espacios en sus vecindarios. Si se aseguran de que sus trabajadores puedan escaparse alguna vez, puede ayudarles a retener a los mejores trabajadores.
10 funciones de terceros espacios
Ray Oldenburg ha identificado 10 funciones importantes de los espacios bien diseñados. A medida que cada vez más entornos de trabajo incluyen lo que se podría denominar terceros espacios internos (cafeterías en las propias instalaciones, barras donde tomarse un café o un zumo y otros lugares donde reunirse), nos preguntamos: ¿Ofrecen estos espacios las mismas funciones que los terceros espacios externos? Hemos marcado con un asterisco los que creemos que sí lo logran.
1
Promoción de la democracia
Tal y como dijo John Dewey una vez: “El corazón y la garantía definitiva de la democracia reside en las reuniones libres de vecinos en las esquinas de las calles para discutir tanto como deseen y conversar libremente”.
2*
Unidad del vecindario
Los lugares de reunión locales permiten a las personas del vecindario conocerse. Así se crean lazos. Las personas aprenden con quién se puede contar y para qué. Asimismo se elimina la desconfianza hacia los vecinos.
3*
Múltiples amistades
La única manera de tener muchos amigos y verlos a menudo consiste en disponer de un lugar neutral y cercano donde reunirse. Mientras más amigos tienen las personas, más viven.
4
Tónico espiritual
Las culturas de la Joie de vivre o la dolce vita nacieron gracias a frecuentes encuentros sociales en lugares públicos. Son fáciles de identificar por la abundancia de cafeterías en las aceras de sus ciudades.
5
Punto de encuentro
Cuando el huracán Andrew llegó a Florida, muchas personas que querían ayudar no sabían a dónde acudir, ya que no había lugares de reunión en los vecindarios. Cuando se produce un desastre, la ayuda no oficial llega mucho antes que la oficial y a menudo es más importante. En este sentido, los terceros espacios permiten a las personas ayudarse las unas a las otras.
6*
Generación de capital social
Personas con diversas aptitudes e intereses llegan a conocerse y a confiar entre sí. Esto tiene un efecto positivo en la economía. En el Lejano Oeste, las regiones en las que no estaban prohibidas las tabernas disfrutaban de una economía más fuerte que las regiones en las que no estaban permitidas.
7
Menor costo de la vida
Los terceros espacios reúnen generalmente a personas de distintas ocupaciones, talentos y aptitudes. Si una persona necesita ayuda, es uno de los primeros temas que se trata y si uno o varios miembros del grupo pueden asesorar a esa persona, ayudarla o prestarle alguna herramienta, lo harán. La mayoría de las personas que uno conoce en un tercer espacio pueden clasificarse como “conocidos” y en gran modo suelen ser más útiles que los amigos íntimos a la hora, por ejemplo, de encontrar un trabajo.
8
Jubilación mejorada
La necesidad de “salir de casa” tras la jubilación puede satisfacerse a diario si cerca de la casa hay un tercer espacio.
9*
Desarrollo de los individuos
La zona en la que se encuentre el hogar de uno y la naturaleza del espacio de trabajo nos mantiene en contacto frecuentemente con personas similares a nosotros. Los terceros espacios reúnen a personas de diferentes ocupaciones, procedencias, situaciones socioeconómicas y puntos de vista. Gracias a estas personas aprendemos cómo es el mundo en el que vivimos y cómo desenvolvernos mejor en él.
10*
Foro intelectual
En estos espacios se habla sobre los problemas del día y otros asuntos de manera regular e informal, pero no caótica. Los participantes aprenden a pensar bien lo que quieren decir antes de que llegue su turno y las opiniones poco meditadas por lo general son reprobadas.
Profundice más
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