Los espacios diseñados intencionadamente para captar la atención de las mentes, crear conexiones, fomentar un mayor bienestar y activar el entorno pueden crear las condiciones necesarias para que los alumnos prosperen dentro -y fuera- del aula. Profesores y alumnos de todo el mundo están experimentando sus beneficios.

Colegio Japonés Paraguayo

Cuando entras por primera vez en el Colegio Japonés Paraguayo de Asunción (Paraguay), una de las primeras cosas que percibes es algo que no siempre encuentras en muchos colegios del mundo: multitudes de estudiantes que saludan entusiasmados a los invitados que entran.

«A mucha gente le llama la atención», dice Patricia Toyotoshi, directora del Colegio Japonés Paraguayo. «Habla de la disciplina y el respeto que inculcamos a nuestros alumnos».

El Colegio Japonés Paraguayo fue fundado originalmente por el padre de Toyotoshi para ofrecer una educación de calidad a la población japonesa de Paraguay, pero ahora atiende principalmente a familias paraguayas nativas. No se trata sólo de una inmersión en la cultura japonesa: los visitantes también encontrarán a estudiantes diseñando y fabricando con impresoras 3D o, en un espacio adyacente, a niños creando sistemas más simples e inteligentes en el ámbito de la mecánica electrónica. Al final del pasillo, los alumnos diseñan robots y utilizan la informática y la IA para mejorar los sistemas de la cadena de suministro. En otra aula, se puede ver a los niños creando delicias culinarias o cosiendo nuevas prendas de moda, mientras los jóvenes trabajan cerca para rodar, editar y crear producciones cinematográficas.

Cuando Toyotoshi asumió la dirección de la escuela de manos de sus familiares hace varios años, el plan de estudios era tradicional. Lamenta la época en que los profesores impartían las clases desde la parte delantera del aula, donde los alumnos se sentaban en filas de pupitres fijos. Cree que el verdadero potencial innovador de la escuela no se liberó del todo hasta la reciente construcción de su nuevo «edificio creativo», una ampliación del campus que cuenta con zonas diseñadas específicamente para la amplia gama de disciplinas que ofrece la escuela.

«El edificio nos dio el último componente que necesitábamos para sacar realmente a relucir el verdadero talento de nuestros alumnos», dice Toyotoshi. «Se están convirtiendo en lo que el mundo quiere ahora para trabajar: estudiantes capaces de pensar y generar resultados trabajando en colaboración».

Le gusta contar que un grupo de alumnos del Colegio Japonés Paraguayo ganó recientemente un concurso nacional de astrodinámica y aeroespacial, y atribuye el éxito al nuevo espacio flexible del colegio. «Para mí, ver a estos chicos, cómo han trabajado juntos, es lo que queríamos desde hace tanto tiempo. Nuestra misión es ayudar a estos alumnos a convertirse en los futuros ciudadanos que queremos para nuestro país. Creemos de verdad en el valor de una educación excelente, y por eso estamos aquí. Por eso invertimos», afirma Toyotoshi.

«Aprender tiene que ver con lo que te hace feliz y te realiza como persona. Todo el mundo tiene talento. Todo el mundo tiene una habilidad. Sólo tienes que encontrarla».

Patricia ToyotoshiDirectora del Colegio Japonés Paraguayo

Universidad Duke de Kunshan

Los responsables de la Universidad Duke de Kunshan se enfrentaban a un problema único, pero «good to have»: como institución incipiente, crecían rápidamente y necesitaban expandirse para mantener el ritmo de admisión.

La escuela de artes liberales, fundada hace sólo una década como una asociación entre EE.UU. y China entre la Universidad de Duke y la Universidad de Wuhan, ofrece una serie de programas académicos innovadores para estudiantes de todo el mundo. Su reto consistía en crear unas instalaciones modernas y vanguardistas arraigadas en la cultura local, pero lo bastante flexibles y accesibles para fomentar la creatividad e impulsar el pensamiento innovador con una comunidad internacional.

«Nuestra visión es ser una universidad pequeña, arraigada en la comunidad de Kunshan, pero que fomenta los encuentros internacionales entre estudiantes, profesores y personal. Formamos parte de esta comunidad en Kunshan, pero extendida por todo el mundo», afirma Scott MacEachern, PhD, Vicerrector de Asuntos Académicos de la Universidad de Duke en Kunshan.

Para acomodar a su creciente alumnado y personal, la escuela necesitaba nuevos alojamientos, aulas y laboratorios para dar cabida a más de 2.000 estudiantes universitarios, 1.000 estudiantes de posgrado y cientos de profesores y empleados. Para aumentar el potencial de las experiencias de aprendizaje, también se añadieron una biblioteca, espacios sociales, espacios de colaboración y espacios de reunión para presentar un amplio ecosistema de elección y control que se adapte a grupos de distintos tamaños, necesidades de privacidad y posturas.

Según MacEachern, la idea es que el entorno sea inspirador, flexible, sostenible e integrador.

«Nuestros espacios permiten a las personas estar cómodas, más felices y más sanas cuando realizan su trabajo. No solo minuto a minuto, sino durante largos periodos de tiempo».

Scott MacEachern, PhDVicerrector de Asuntos Académicos de la Universidad de Duke en Kunshan.

Universidad de Glasgow

La Universidad de Glasgow, que se eleva por encima de los antiguos edificios de la ciudad más grande de Escocia como el ficticio «Hogwarts» de Harry Potter, es uno de los centros de enseñanza con más historia del mundo occidental. Fundada en 1451, atrae hoy a 29.000 estudiantes de más de 140 países. Aunque está impregnada de tradición y cientos de años de excelencia académica, la universidad se está centrando en crear un centro educativo del futuro, donde la innovación resuena ahora en sus históricos salones.

En la última década, consciente de que se estaban produciendo profundos cambios impulsados por las nuevas tecnologías y las crecientes expectativas de formas de aprendizaje más colaborativas y activas, la Universidad de Glasgow ha realizado importantes inversiones en sus infraestructuras para ampliar su campus de categoría mundial.

Como líder mundial en investigación de vanguardia, el nuevo Centro de Investigación Avanzada Mazumdar-Shaw (ARC) es la piedra angular de la expansión de la universidad. El ARC, que acoge a 600 investigadores y estudiantes de doctorado, se describe como «el nuevo impulso» de la comunidad investigadora de la Universidad de Glasgow. El edificio se ha diseñado intencionadamente para fomentar el trabajo interdisciplinar entre los equipos y liberar su verdadero potencial. Así, el diseño del espacio se adapta mejor a la vida cotidiana de un investigador. Para ello, la universidad colaboró con Steelcase en una serie de talleres en los que se escucharon las necesidades y expectativas de los usuarios del edificio. El resultado fue un diseño que fomenta una cultura de colaboración orgánica entre los equipos, animándoles a trabajar conjuntamente y a estar menos aislados.

El propio diseño del espacio se centra en la proximidad de las distintas necesidades: un vecindario de espacios que pone a las personas en contacto unas con otras. Esto crea la oportunidad de interacciones informales, orientando el tiempo y la energía de los investigadores hacia la colaboración. El espacio facilita que cada cual elija dónde quiere trabajar en función de su cometido y del tipo de trabajo que vaya a realizar ese día.

«Crear un espacio donde poder reflexionar y reunirse con otros académicos y explorar el arte de lo posible: es la filosofía del edificio».

NEIL BOWERING Director de Servicios Profesionales