Salto hacia el futuro
Espacios que nos conocen
La ciencia del cerebro avanza rápidamente para detectar e influir en nuestros estados físicos y psicológicos. La ciencia está presente en gran cantidad de aplicaciones de rendimiento humano y entornos multisensoriales que hacen uso de estímulos selectivos, desde las señales visuales de una colmena de abejas hasta el ritmo de una composición musical, para expresar nuestras emociones, intereses, recuerdos y estados de ánimo.
Con este nuevo nivel de detección y análisis, los entornos tienen el potencial de incrementar el rendimiento humano a medida que nos va conociendo mejor. Las salas estarán personalizadas según nuestras necesidades de software y preferencias, y sabrán por qué plataformas, noticias y aplicaciones nos movemos. De la misma forma en que una FitBit nos dice cuántas calorías hemos quemado y cuántas horas hemos dormido, las salas y superficies mejoradas registrarán nuestros comportamientos con respecto a los datos que depositemos en nuestros dispositivos y sensores bioinformados, con los que podremos ajustar la iluminación, la privacidad visual, la acústica y la temperatura gracias a algoritmos concebidos según nuestras preferencias personales.
Con el tiempo, el diseño de las salas inteligentes y las interfaces de usuario se volverán más humanas e intuitivas, tendrán una arquitectura y un mobiliario articulados que se adaptarán a distintas posturas, modos de trabajo, niveles de luminosidad y cualidades acústicas. Una persona introvertida podrá descubrir que realiza mejor su trabajo en soledad en una sala privada, rodeada de cristales insonorizados. Una persona extrovertida tal vez prefiera realizar los informes anuales en una cafetería muy transitada mientras oye a los Beatles. Ambos llegarán a ver los espacios como socios en el proceso generativo.
Las innovaciones en las tecnologías de biosensores e inteligencia artificial harán algo más que predecir nues traspreferencias personales y deseos; estos espacios con ectados aprenderán cosas sobre nosotros y cómo afectan los estímulos sensoriales a nuestros hábitos y comporta mientos. A medida que vayamos obteniendo una comprensión más profunda de cómo los espacios afectan a nuestras conexiones neuronales y estados cognitivos y emocionales, seremos capaces de trasladar mejor estas ideas a las prácticas arquitectónicas. Un entorno de trabajo multimodal conocido como Mediated Atmospheres que está siendo estudiado en la actualidad por el laboratorio multimedia del MIT, describe la dirección que estamos tomando como un tipo de «hackeado consciente», en la que las oficinas diseñadas con abundante luz natural, amplias vistas y una acústica agradable dan paso al pensamiento claro y a la creatividad. No queda lejos un futuro en el que los espacios predispongan nuestro comportamiento y estados mentales para que mejoremos nuestro rendimiento.