¿Estudias en la cafetería o en los pasillos de la universidad? El 75% de los estudiantes lo hace
• Sin embargo, la mayoría de esas zonas están infrautilizadas ya que no disponen de mobiliario que favorezca el estudio, la concentración o la colaboración entre estudiantes
• Áreas de descanso y de paso como la cafetería, pasillos, salas de ordenadores, vestíbulos o librerías forman parte de esos espacios informales que pueden destinarse al aprendizaje
• Las aulas deben ser flexibles y su mobiliario debe variar en función de los estudios que se impartan
El aprendizaje puede y debe ocurrir en cualquier parte dentro de un campus universitario, desde el aula, pasando por la biblioteca o los despachos de la facultad. Pero, además, existen los llamados espacios neutros o informales, tradicionalmente no considerados como zonas destinadas para el aprendizaje, pero que en realidad son utilizadas para tal fin.
De hecho, el 75% de los alumnos universitarios utiliza los espacios considerados como neutros – cafeterías, pasillos, vestíbulos, sala de ordenadores y bibliotecas-, para estudiar, tomar apuntes, realizar trabajos en grupo, reunirse con profesores, en definitiva, para realizar actividades de aprendizaje o enseñanza, de forma individual o colectiva. Sin embargo, la mayoría de esos espacios están infrautilizados ya que podrían tener mucho mayor potencial si se utilizara un mobiliario que facilitara ese proceso de enseñanza. Así se desprende de las conclusiones ofrecidas en la Cátedra Steelcase de Espacios y Equipamientos Educativos, puesta en marcha por la Universidad Europea y la compañía Steelcase, líder mundial en equipamiento de espacios de trabajo.
“El modo de trabajar en una universidad se acerca cada vez más a la dinámica de trabajo de las empresas de las “industrias creativas”, en las que las posibilidades de colaboración grupal y la provisión de espacios de descanso, hacen que las personas sean más productivas y trabajen más satisfactoriamente”, afirma Roberta Barbán, directora de la Cátedra y profesora en la Universidad Europea. Por eso es importante equipar estos espacios con un mobiliario que propicie la colaboración de los alumnos en grupo o que permita la concentración individual.
Para apoyar esos diversos modos de aprendizaje, los espacios informales deben ofrecer a los estudiantes una tipología de espacios que les ofrezcan elección y control y así puedan seleccionar el mejor entorno que se adecue a sus necesidades. A tenor de las conclusiones obtenidas en la investigación de la Cátedra, estos espacios considerados como neutros dentro de las universidades o centros académicos deben brindar entornos de trabajo que ofrezcan a los estudiantes la posibilidad de aprender en zonas públicas y privadas de forma individual y colectiva.
Un correcto uso del mobiliario y del aislamiento (acústico y visual) en cada zona, en caso de necesitarse es importante para que la concentración, productividad, aprendizaje y colaboración sean más fructíferos. Además, también es importante que los espacios neutros reúnan las siguientes características:
1. Deben ser espacios motivadores, la iluminación es fundamental, el hecho de disponer de un mobiliario colorido y alegre también ayuda.
2. La generación Y vive con la tecnología, por lo que todos los espacios deben contar con un mobiliario que facilite el uso de portátiles o tablets.
3. Las paredes son importantes, no sólo son útiles como paneles separadores, sino que además pueden utilizarse como pizarras.
4. Deben fomentar el uso del silencio cuando así se requiera
5. La privacidad visual también es importante en aquellas zonas en las que se requiera para hacer presentaciones, incluso se pueden aprovechar las paredes como pizarras.
Otros datos de interés
La investigación de la Cátedra Steelcase de Espacios y Equipamientos Educativos se ha desarrollado a lo largo del año 2013 a través de un centenar de entrevistas realizadas a alumnos de la Universidad Europea. Además del análisis realizado de los espacios neutros, esta Cátedra ha contemplado otras líneas de investigación como el Aula Experimental, un lugar donde se comprueban diferentes usos del mobiliario así como las configuraciones del aula. En esta línea, la Cátedra ha estudiado todos los posibles usos del mobiliario, de las configuraciones espaciales y de los recursos tecnológicos para mejorar la colaboración entre los alumnos.
“En los últimos años, el ámbito educativo ha sufrido numerosos cambios, tanto sociales como legislativos y demográficos pero, sin embargo, la estructura de las aulas se mantiene igual desde principios del siglo pasado: la pizarra en la pared, todos los alumnos mirando al frente y el profesor de pie o sentado impartiendo la lección”, afirma Alejandro Pociña, presidente de Steelcase. Ese modelo de aulas y de clases está quedando atrás. Según el resultado de la Cátedra Steelcase, la flexibilidad del aula es la clave y el mobiliario debe ser controlado por el profesor y por los alumnos en función de sus necesidades y estudios. Así el mobiliario puede contribuir a la realización de trabajos en equipo, grupo de debates, presentaciones conjuntas, o bien, favorecer el trabajo individual. En todo este contexto, la utilización de las nuevas tecnologías cobran una importancia capital en el aprendizaje y las aulas deben estar preparadas para su uso, ya que el uso de Internet se configura como un recurso indispensable.
El tercer eje ha sido la colaboración Universidad-Empresa que ha aproximado la empresa Steelcase a través de la asignatura de Diseño de Producto con la intención de aportar una enseñanza más próxima al ámbito profesional.